Un caso singular

Esa noche no paraba de mirar el reloj. No era por gusto sino porque unos ruidos provenientes del vecino de arriba no me dejaban descansar en mi reciente colchón de latex. Unos ruidos que se repetían por tercera vez ya. Aparté con delicadeza a Rocio, mi pareja que por aquella época vivia conmigo, y extendí el brazo en busca del teléfono que estaba encima de la mesita. Marqué el número de mi amigo Ismael Becker y esperé un buen rato hasta que por fin una voz respondio:

- ¿Hola? exclamó con un tono casi apagago.

-  Ismael, soy Álvaro. Imagino que no te habrá gustado mi llamada a estas horas y mucho menos despertarte.

- ¿Qué ocurre, Álvaro? ¿Le ha ocurrido algo a Rocío? -siseó-

- Es tan incómodo efectuar una llamada a estas horas.... pero resulta que tengo un problema. Hace un rato que pude oir unos ruidos muy peculiares del piso de arriba: un golpe seco, una pequeña pausa y luego otros cinco seguidos. Nos impedia dormir y resolví que tenia que ir a hablar con mi vecino. Al llegar toqué la puerta, le expliqué a mi vecino que no paraba de oir golpes en su vivienda y se limitó a despedirme con un seco ¨ sólo oyes sandeces¨.

Explicado la primera parte de mi rompecabezas, esperé alguna reacción de Ismael. Al no oir nada, arranqué inmediatamente con la segunda parte.

- Pasado unos pocos minutos del extraño incidente, me encontraba ya en mi dormitorio cuando de nuevo volví a percibir los mismo ruidos. Luego de subir al piso de arriba, mi vecino respondió:

- ¡Abrir......y usted dando alegrias! -dijo haciendo aspavientos con ambas manos.

- De esto hace aproximadamente un cuarto de hora -le dije a mi amigo que se mantenia en silencio-  y ¿sabes que? han vuelto a aparecer los mismos golpecitos del demonio. No podemos continuar asi......

- Mi querido Álvaro, eres lo único inalterable en un mundo que cambia sin cesar. - decia Ismael melancólico- ¡ Llama a la policía de inmediato!

Dias después, comentabamos entre los vecinos aquel hecho que sin duda hubiera tenido un desenlace muy diferente de no ser por la inestimable ayuda de mi amigo.

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